Sitios de interés para el escritor y el lector


En una de las últimas entradas de Taller, hablamos de la sinonimia y sus clases. Por eso quiero dejarles aquí un par de sitios que pueden ser útiles a la hora de escribir y de leer.

♦♦♦En primer lugar les dejaré un "Diccionario latinoamericano" maravilloso, y también divertido ^^. El sitio se llama "AsiHablamos.com". En su pestaña de información, puede leerse: 



"Aunque en la mayor parte de los países de Latino América se habla español, te sorprendería saber cuán diferente puede ser el significado de una misma palabra en diferentes países y muchas veces dentro de tu propio país.
Ayúdanos a construir este diccionario latinoamericano, un diccionario informal en el que podamos apreciar la diversidad de nuestro idioma. 

No importa de dónde seas o la edad que tengas, tú puedes ayudar a construir este diccionario con tus propias palabras. Deja tu huella!"



Para visitar el sitio, puedes hacer clic AQUÍ


♦♦♦En segundo lugar les dejaré el sitio de "WordReference", donde podrán encontrar (entre otras cosas) sinónimos y antónimos, aunque sin diferenciarlos por su contexto.
Este sitio cuenta también con herramientas como la de "conjugación de verbos", muy útil para esos momentos de dudas existenciales, cuando de pronto nos damos cuenta que no sabemos conjugar el verbo "roer" y queremos ser un ratón narrando en primera persona ^^
Pueden acceder al sitio haciendo clic AQUÍ



♦♦♦En tercer lugar, les dejaré un sitio que acabo de encontrar mientras buscaba otro. En "Woxicon" pueden encontrar cientos de palabras relacionadas de acuerdo al contexto, aunque se necesita cierta ayuda extra (al igual que con WordReference) para conocer el significado preciso de todas, es una gran guía para orientarnos y una buena herramienta para adquirir vocabulario.

Pueden acceder al sitio desde AQUÍ

♦♦♦Y por último, no puedo dejar de lado a la RAE, quien al final de cuentas tiene siempre la última palabra.

Pueden acceder a su web oficial desde AQUÍ


♦♦♦Hay un sitio más, pero he perdido el acceso. En cuando logre dar con él, lo agregaré. En él se clasificaba a los sinónimos por contexto y resultaba ideal. ¡Seguiré buscando!





"8 SANTOS" - Novela de Sonia Pericich


En la pequeña ciudad de Dárbona nunca nada sucede, por eso los tenientes Javier y Daniel Carrasco sintieron un gran alivio, acompañado de algo de excitación, con la llegada del detective Santos Herrera ante aquel descolocado homicidio que los alarmó. 

Santos es un hombre serio y perspicaz –como todo detective, pero tendrá que ver cómo se las arregla con unos archivos que solo han acumulado polvo en los últimos 50 años. 

Junto a su asistente, Melina Cuesta, vivirán una experiencia laboral única que los hará replantearse el concepto de justicia y cambiará sus creencias para siempre.


ESTA OBRA SE ENCUENTRA EN ETAPA DE RE-EDICIÓN. CUANDO VUELVA A ESTAR DISPONIBLE, ESTE MENSAJE DESAPARECERÁ Y SE ACTUALIZARÁN LOS LINKS

Lee los tres primeros capítulos de esta obra
AQUÍ







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y otros...


Reseñas: 


"8 SANTOS" en Goodreads

8 SANTOS


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"Coraje... de valor y por nombre" - de Sonia Pericich

Las tardes de Otoño en el pueblo siempre tenían una calidez especial para Paula. Quizás se debía a haber nacido en pleno desnudar de los fresnos, aquellos que resguardaban el renovado frente de su casa materna.

Mientras las vecinas rezongonas lidiaban con la hojarasca y el indómito viento, Paula admiraba desde la ventana de la cocina la alfombra marrón y dorada que embellecía la vereda y la suave y melodiosa caída de las hojas que la enriquecían.
Su madre comentaba algo sobre una reciente noticia, Carlitos dormía y ella simplemente flotaba con esas hojas hacia el remanso de sus forzadas vacaciones.

—¿Vos qué opinás? —dijo su madre, quien no había podido prolongar ningún silencio desde su llegada por la emoción de poder cuidar de su pequeñita una vez más y volver a sentirse necesaria. 
Paula reaccionó al tono interrogatorio y trató inútilmente de recordar alguna palabra dicha por su madre recientemente.
—Perdón, mamá, estaba distraída, pensaba que me gusta que no barras la vereda; el otoño es tan bonito, a excepción de las chinches, claro. ¿Qué me decías?
—Te contaba de Doña Eva, ¿te acordás?, la viejita que vivía sola en el campo, abuela de Gerardo y Gastón, ¿no eran amigos tuyos? —dijo su madre con un poco de desdén. No le gustaba repetir las cosas, había perdido la poca paciencia que le quedaba y estaba justo en el punto de inflexión desde donde comenzaría a caer hacia la paz de la vejez, no sin antes pasar por la etapa de las actividades diarias fuera de casa para demostrar su lucidez, que incluirían quizás hasta una que otra clase de teatro.
—Sí, me acuerdo, ¿qué pasa con Doña Eva?
—¡Que se murió, hija! Bueno, ya estaba muy grande, pero estaba muy bien. Parece que se murió de vieja nomás. Si no tenía cien años, tenía noventa y ocho, pero por ahí andaba.
Paula se sorprendió  de que aún estuviera viva más que de su muerte, siempre que pensaba en Doña Eva la recordaba ya vieja, la creía muerta desde hace años. Se sintió un poco culpable, otro poco triste y a la vez vinieron a su mente algunas tardes con ella y su sonrisa. Le dio gusto poder recordarla así.
En ese momento, Carlitos apareció en el comedor, amodorrado pero sonriente, sin decidir aún a quién abrazar primero entre su abuela mimada y su madre adorada. Dudó tanto que decidió estirar los brazos y dejar que ellas lo decidieran por él. Lógicamente su abuela Mirta fue más rápida y se ganó su abrazo, aunque fue una competencia despareja, Paula nunca hubiese llegado antes con tantos yesos en el cuerpo.
—¿Te gusta dormir la siesta en la cama que era de mamá? —preguntó Paula, mientras su madre aún estrujaba a Carlitos con un exceso de amor incontrolable.
—S-sí… aunque me despierto muchas veces… —dijo Carlitos titubeante. Paula supuso que se debía a la cama extraña y la situación extraordinaria por la que estaban pasando, así que se acercó a él insegura de su equilibrio, y al no poder agacharse demasiado, le propinó un beso al viento lo más cerca que pudo de su carita, seguido de una risa, una caricia y un guiño para mitigar la situación.

La tarde transcurrió tranquila, entre chocolatadas, mates y masitas de limón caseras. Luego vino una suculenta cena de olla, de casa de abuela, y pasadas las diez Carlitos fue mandado a la cama como cada noche, a pesar de no tener que ir a la escuela al día siguiente. Por suerte su maestra había accedido a que perdiera un mes de clases para que Paula pudiera contar con la ayuda de su madre en su recuperación o al menos al principio de ella.
Cerca de las doce ambas decidieron acostarse también y al llegar a su habitación Paula notó que Carlitos aún estaba despierto. Se acercó a él presurosa dentro de sus límites, intentó nuevamente agacharse lo máximo posible, volvió a soplarle un fuerte beso y le deseó las buenas noches con su mirada llena de empatía para incitarlo a relajarse y a dormir como ella haría. Carlitos sonrió condescendiente, sabiendo que de cualquier manera no le sería fácil dormir, no con esa sensación de frío que le corría por la espalda cada noche desde que habían llegado, cuando las luces se apagaban.


Dieciocho días más tarde, Carlitos no volvió al atardecer de su paseo en bicicleta.
Paula y su madre llamaron a algunos vecinos para preguntar si lo habían visto, pero nadie sabía nada. Cuando se hizo de noche Paula ya no quiso esperar más y llamó a la policía, que tardó en llegar más de la cuenta a pesar de estar sólo a un par de cuadras. 
Dos vehículos salieron en su búsqueda mientras Paula peleaba con sus ganas incontrolables de arrancarse los yesos para poder salir a buscarlo. Su madre intentaba tranquilizarla escondiendo su propia desesperación, no podía estar muy lejos, el pueblo no era grande, quizás se había alejado un poco y no sabría cómo volver.
Un par de horas más tarde la policía dijo no haberlo encontrado dentro del pueblo, por lo que empezarían a buscar en los caminos rurales y darían aviso a los pueblos vecinos. Paula se desesperó tanto que empezó a golpear su brazo y su pierna enyesados contra la pared, lo que le produjo un gran dolor e incrementó su llanto. Uno de los policías intentó contenerla y su madre corrió a llamar al médico, quien media hora más tarde llegaría y pondría fin a su nerviosismo con un fuerte sedante que hizo que Paula sintiera mucho miedo y furia sin poder expresarlo con su cuerpo, hasta caer rendida y dormirse a pesar de no desearlo. 
A su madre le pareció un poco exagerado haberla dormido, pero lo agradeció para evitar que se lastimara. Confiaba en que su nieto no podría estar muy lejos pero entendía que para Paula, Carlitos lo era todo, como para ella lo era todo su amada Paula.


Tres horas más tarde, uno de los vehículos policiales llega a la casa con Carlitos ileso y un perro un poco flaco.
Mirta intenta despertar a Paula, que reacciona tardía por los efectos del sedante. Carlitos entra corriendo y llorando a su casa, pidiendo perdón, mientras el perro flaco y desalineado lo mira con complacencia desde el vehículo policial. 
El oficial abre la caja de la camioneta y el perro baja con un poco de miedo, va directo a buscar a Carlitos cuando su abuela se percata y lo espanta.
—¡No, abuela! ¡El viene conmigo, yo fui a buscarlo, ella me lo pidió!
—¿Quién te pidió qué? ¿De quién hablás?
Carlitos dudó un momento y pidió a su abuela que lo dejase acercarse. Ya le contaría él al otro día lo que había sucedido. Su abuela accedió y volvió a abrazarlo, mientras Carlitos estiraba su mano hacia el perro, que se acercó con vergüenza a recibir su caricia.


Al día siguiente, con ambas ya calmadas y lúcidas, Carlitos contó su historia.

—No quiero que se asusten. Yo me asusté al principio pero después me di cuenta de que no tenía que hacerlo. Me tienen que prometer no asustarse. —comenzó. Sus nueve años no aplacaban la firmeza en sus palabras. Ambas lo miraron extrañadas, pero prometieron no decir nada hasta escuchar todo lo que tenía para contar. Carlitos siguió diciendo:
—A la noche, cuando me acostaba, desde que llegamos, sentía de pronto como un frío en la espalda y un poco de miedo. Primero no sabía por qué y creí que era porque no estábamos en casa y no me gustaba dormir acá. Pero unos días después me desperté a la madrugada y escuché que alguien me hablaba. Pregunté “¿mamá?” y quise ver si estabas despierta —dijo señalando a Paula—, pero dormías. Después de un rato me volví a quedar dormido. Al otro día me pasó lo mismo y al otro igual. Después, una madrugada, al fin pude escuchar más claro lo que me decían, sea quien sea. Me pedían ayuda, que “no lo deje morir solo”. Como no supe bien de qué me hablaban y me dio vergüenza contarles, lo ignoré.
Paula y Mirta cambiaron su expresión pero cumplieron con su promesa de no hablar hasta el final. Paula tomó su mano para afirmar su promesa y confirmar su apoyo. Entonces Carlitos dijo:

—Pero ayer andaba con la bicicleta por una calle de tierra y escuché la misma voz que me llamaba. Decidí seguirla porque parecía preocupada, sentí que lo tenía que hacer. Me llevó hasta un campo donde parecía que no vivía nadie. Me pedía que entre y que lo busque. Vi que se estaba escondiendo el sol y me di cuenta de que estaba muy lejos para volver, así que preferí ir hasta la casa por si se hacía de noche. Y ahí lo encontré —Carlitos miró con ternura al perro que los observaba a través de la ventana y éste pareció devolverle la sonrisa—. Yo siento que tengo que cuidarlo y quiero cuidarlo. Se hizo de noche y no pude volver, sé que me porté mal, pero tenía que hacerlo. Él me necesitaba…
Paula se sentía rara. Por un lado, la historia que su hijo le contaba le había dado miedo, y por otro se sentía orgullosa de su compromiso y su valor. Lo habían encontrado en la casa de Doña Eva, en pleno campo, donde ni sus propios hijos se habían acercado después de su muerte y quizás tampoco antes. Su única compañía, su perro fiel, había sido ignorado por todos y seguía allí, cuidando su casa, esperando a su dueña inútilmente, hambriento y triste. Carlitos no dudó y se negó a volver sin él.
—¿Qué tal si lo llamamos “Coraje”? —dijo finalmente Paula, sonriendo y con los ojos húmedos.
—¡Coraje es perfecto! —exclamó feliz Carlitos, y corrió a abrazarlo fuerte para darle la bienvenida a la familia.


"Histeria" - de Cof Marceline


Hoy te busqué
en el alboroto de mi mente
y te encontré cansado,
fugaz, pálido, inconsciente.
Creí dejarte ahí
aún en llamas,
brotado de pasión, brusco y ardiente.
¿Por qué será
que el tiempo te maltrata?
Si no hay en mí
intención alguna de opacarte;
siempre te recordé con mucho arte
flotando entre latidos escarlata.
Hoy te busqué
y quizás fue de sorpresa,
no estarías presto a mi visita.
Qué raro es verte quieto, apelmazado,
no creo que me guste, no me incita
a la tarea bendita
de creerte enamorado…
¡La próxima vez
que escuches mi llamado
espero estés brotado,
brusco, ardiente, apasionado
como te dejé aquel día
en mi mente abandonado!




¿Cómo protejo mis obras?

Existe una forma de registrar nuestras obras desde casa: a través de Safe Creative



Safe Creative es una empresa que lleva desde el año 2007 ofreciendo los sistemas tecnológicos para la generación y gestión de evidencias de autoría y derechos relacionados más innovadores, eficientes y avanzados.

Safe Creative es el mayor registro digital de propiedad intelectual. El registro en Safe Creative constituye una sólida prueba registral, válida en todos los países adheridos al Convenio de Berna y tratados internacionales de derechos de autor. Es independiente de los ámbitos territoriales, propio de los registros locales, por ser una prueba de autoría basada en evidencias técnicas, globalmente válidas (depósito del fichero identificativo, registro de múltiples huellas digitales MD5, SHA1, SHA512 y sellado de tiempo homologado redundante).

El registro de la propiedad intelectual proporciona la mejor protección frente a: 

  • Plagio
  • Uso indebido
  • Usurpación de autoría
  • Puesta a disposición y distribución no autorizada
  • Competencia desleal

Ofrece una sólida prueba de autoría e información de los titulares de derechos, y los usos permitidos. Válido para todas las expresiones creativas, literarias y artísticas; y como protección acumulativa para el dibujo, modelo y diseño industrial. El registro se realiza de forma simple e inmediata, a través de safecreative.org o automáticamente desde su ordenador, Dropbox, Gdrive, RSS…


Hay dos maneras de registrar nuestras obras en Safe Creative. 

Una es de pago (pueden registrarse obras de manera individual a 10 dólares por registro o tener una cuenta profesional o corporativa). Este registro pago es el que nos otorga la propiedad intelectual (copyright) que nos protegerá contra todo lo enumerado más arriba.

La otra es gratuita y se hace a través de licencias Creative Commons. Estas licencias son ideales para aquellos textos que exponemos en nuestros blogs o redes, aquellos que esperamos que se compartan y lleguen lejos pero no que sean robados o comercializados sin nuestra autorización.

Todas las licencias Creative Commons tienen importantes características en común. Cada licencia ayuda a los creadores a mantener sus derechos autorales al mismo tiempo que permiten a otros hacer algunos usos de su obra. 
Estas características en común sirven como la base a partir de la cual los creadores pueden escoger por otorgar más permisos cuando decidan cómo quieren que su obra sea usada.

Las licencias Creative Commons son gratuitas, funcionan alrededor del mundo, y duran tanto tiempo como sea aplicable el derecho autoral (porque se basan en este). 

Un creador que elige una licencia Creative Commons debe responder un par de simples preguntas para escoger la correcta: ¿quiero permitir uso comercial o no?, ¿quiero permitir obras derivadas o no? Si un creador decide permitir obras derivadas, puede también elegir el requisito de que cualquiera que use la obra haga que esa nueva obra derivada esté disponible bajo los mismas términos de la licencia. Esto se llama "CompartirIgual".


Tipos de licencias Creative Commons


Poner tus obras bajo una licencia Creative Commons no significa que no tengan copyright. Este tipo de licencias ofrecen algunos derechos a otras personas bajo ciertas condiciones. ¿Qué condiciones? Esta web te permite escoger o unir las condiciones de la siguiente lista:



Atribución (Attribution): En cualquier explotación de la obra autorizada por la licencia será necesario reconocer la autoría (obligatoria en todos los casos).



No Comercial (Non commercial): La explotación de la obra queda limitada a usos no comerciales.



Sin obras derivadas (No Derivate Works): La autorización para explotar la obra no incluye la posibilidad de crear una obra derivada.



Compartir Igual (Share alike): La explotación autorizada incluye la creación de obras derivadas siempre que mantengan la misma licencia al ser divulgadas.



Con estas condiciones se pueden generar las seis combinaciones que producen las licencias Creative Commons:


Atribución
CC BY

Esta licencia permite que otros distribuyan, mezclen, adapten y construyan sobre tu trabajo, incluso comercialmente, siempre y cuando te reconozcan la creación original. 


Atribución-CompartirIgual
CC BY-SA

Los usuarios pueden mezclar, transformar y crear a partir del contenido de nuestra obra incluso para fines comerciales, siempre y cuando te reconozcan la creación original. Toda obra derivada de la obra original deberá ser distribuida bajo la misma licencia CC-BY-SA.


Atribución-SinDerivadas
CC BY-ND

Los usuarios pueden distribuir nuestra obra para fines comerciales y no comerciales, siempre y cuando te reconozcan la creación original, pero no pueden mezclar, transformar o crear a partir del contenido de nuestra obra.


Atribución-NoComercial
CC BY-NC

Los usuarios pueden distribuir nuestra obra para fines no comerciales, siempre y cuando te reconozcan la creación original.


Atribución-NoComercial-CompartirIgual
CC BY-NC-SA

Los usuarios pueden mezclar, transformar y crear a partir del contenido de nuestra obra para fines no comerciales, bajo la condición de que toda obra derivada de la obra original sea distribuida bajo la misma licencia CC-BY-NC-SA, siempre y cuando te reconozcan la creación original.


Atribución-NoComercial-SinDerivadas
CC BY-NC-ND

Los usuarios pueden descargar nuestra obra y compartirla con otros, siempre y cuando te reconozcan la creación original, y no están autorizados a modificar su contenido de ninguna manera ni a utilizarlo para fines comerciales. Esta licencia es la más cercana al copyright tradicional.


¿Cómo registrar nuestras obras?

El primer paso es crear un usuario en Safe Creatrive. Esto es igual que abrir una cuenta en una red social (o incluso más fácil):





Lo siguiente será hacer clic donde dice "Registrar nueva obra". Eso nos llevará a la pantalla donde tendremos que elegir qué tipo de obra vamos a registrar. 



Hacemos clic en la que corresponda (en nuestro caso será "Narrativa /Ensayo" o "Literatura otros") y eso nos llevará a la siguiente pantalla, donde tendremos que subir el archivo que queremos registrar. Podemos subir tanto un archivo de Word como un PDF. Para esto, haremos clic en el botón "Agregar archivo".




Cuando la carga se complete, podremos presionar el botón "Continuar" para ir al siguiente paso, en el cual cargaremos algunos datos sobre nuestra obra y elegiremos la licencia que queramos.



Aquí vemos que debemos ponerle un título al registro (aunque nos da la opción de usar el nombre del archivo). La descripción, en cambio, no es obligatoria. Más abajo encontramos el campo "Etiquetas", el cual tampoco es obligatorio, y donde dice "Información pública de este fichero..." lo recomendable es elegir la opción que está en la imagen: solo información del registro.
Y ahora viene la parte divertida. Del lado izquierdo, abajo, tenemos la opción de obtener el copyright (propiedad intelectual paga) o la licencia Creative Commons que consideremos ideal para nuestra obra. Si eliges el copyright, la página te invitará a hacer el pago y te guiará como si estuvieses haciendo una compra online. Y si eliges la opción de licencias Creative Commons (la que está marcada en la imagen) te aparecerá lo siguiente:



Al ir marcando las respuestas a las preguntas, la licencia irá cambiando hasta formar las 6 combinaciones que te mostré más arriba. Te lo muestro también en imágenes:





Cuando estemos seguros, le damos al botón de "Elegir esta licencia" y con eso volveremos a la pantalla anterior y podremos continuar con el registro.
La siguiente pantalla es la final, y si hemos creado un usuario amateur (es decir, ni profesional ni corporativo) no podremos hacer nada mas que darle al botón de "Registrar".


¡Y listo! Nuestra obra ha quedado registrada. 
La siguiente pantalla es la información del registro (la que vemos nosotros como autores) y desde allí podemos descargar le fichero original, pedir una nota informativa, ver el link de información pública o copiar el número de identificación por si queremos usarlo en nuestras publicaciones (es el que aparece en rojo debajo de la miniatura de la obra).



En la pestaña "Acciones" podrás pedir la nota informativa haciendo clic en ese gigante botón rojo. Te pedirá un email (puedes poner el tuyo o el de la persona que te haya pedido la nota informativa para estar seguro de que la obra es de tu autoría). Puedes también desde allí ver la página de información de registro, que es la página pública, lo que cualquier persona puede ver sobre el registro de tu obra. También desde aquí puedes descargar el fichero original o borrar el registro.
En la segunda pestaña, "Información", encontrarás los datos sobre la obra: la URL de información pública, el tipo de obra, las etiquetas, el resumen...
En la tercera, "Registro", encontrarás la información de registro y la licencia.
Todos estos datos son editables, no así el título del registro de la pestaña de información, para lo cual deberás enviar una rectificación de registro.

¡Y ya está!
Como ven, registrar nuestras obras antes de compartirlas es muy simple. 

Safe Creative nos brinda un espacio de almacenamiento fijo (si tenemos una cuenta amateur) y maneja un máximo de registros, pero aun así es útil.
Esto es lo que nos ofrece teniendo una cuenta amateur:

  • 500Mb de espacio.
  • Hasta 20 registros de obras con licencias libres (CC, GPL…) que indican que se autoriza el uso gratuito de las obras con determinadas condiciones.
  • Etiquetas informativas de los registros.
  • Notas informativas de los registros.
  • Información abierta extendida y gestión de las obras registradas en el último año.
  • Acceso a inscribir registros individuales con licencias "C" (todos los derechos reservados) mediante pagos puntuales.

Si necesitas registrar muchas obras (porque eres de esos escritores que sacan una novela al mes y quiere tener control absoluto de cada relato que publicas) y no te alcanza, puedes contratar una cuenta profesional por 45 dólares al año. Esta cuenta nos ofrece:

  • 15 Gb de espacio de almacenamiento.
  • Sin límite de registros.
  • Certificados y prueba de registro.
  • Registro privado.
  • Coautoría, colecciones y versiones de obras.
  • Registros automatizados desde feeds, Instagram, Dropbox, Google Drive y Google Photos.

Así que ya ves, tampoco es tanto dinero al año teniendo en cuenta lo importante que es estar protegido. Si no confías en las licencias gratuitas o simplemente prefieres tener el copyright de todo lo que haces, Safe Creative también te lo permite.





INICIO

"Rotos" - de Sonia Pericich

Mayra mira a la cámara con aguda tristeza, escondida detrás de una profunda sensación de cansancio y soledad. Sus ojos, carentes ya de fuerza para expresar sorpresa, tienden a temblar y dejar fluir a veces un poco de miedo.

“¡Corte! ¡Excelente!” escucha desde lejos, sumida en su papel que se entrelaza tan fielmente con su inclemente realidad.
Tarda un segundo en devolverse y aparentar estar fingiendo, frente a los cumplidos de sus colegas por su magnífica interpretación. Luego se apresura a esconderse en su camerino antes que en sus ojos rebalse la noticia recibida esa mañana.

Mayra sabe actuar, sabe fingir, sabe llorar cuando se lo piden, pero no sabe esconder su corazón herido. Nunca supo y quién sabe si alguna vez aprenderá.

¿Qué hacer ahora? ¿Hacia dónde mirar? ¿Qué libreto hay que leer para seguir con la película de su vida? No pensó en eso aquella tarde en que entregó su amor entero a Julián.
Un rumor de calle se escurre por la pequeña ventana de cortinas malva y gris, inundando el aire polvoriento del viejo teatro de pisos de madera. Los extras se retiran dichosos al saber que la última toma estaba lista y que pronto “Ana y el cisne” estaría en cartelera en los cines de la ciudad, con sus nombres en los títulos. Mayra aún se mira en el espejo sin quitarse el traje de bailarina ni el mustio maquillaje; piensa en su pasado, analiza cada momento, palabra y gesto de Julián cuando decía amarla. Recuerda los suspiros, las caricias, las miradas… y no entiende.

Mayra al fin llora.

Sus piernas ceden ante el peso incalculable de la angustia y cae de rodillas sobre la alfombra rojo burdeos, dejando caer también sobre ella sus lágrimas y su vida rota a la mitad. Alguien golpea pero ella ignora, está en una parte de su mente que antes desconocía por completo, en un mar de saudade y dolor que la ahoga y no la deja volver. «¿Esto es amor? ¿Realmente así duele el amor?»

Mayra siente ahora rabia y arremete contra sus recuerdos ciega y sin compasión; quema en su imaginación fotos de Julián sonriendo, de su mirada cálida y cómplice, ecos de su risa.

Mayra cree que odia.

Respira agitada sin poder cerrar su boca, su borrosa mirada está fija sobre un punto corrido de la alfombra, su pensamiento se acelera y toma decisiones de las cuales se va a arrepentir algún día. Mayra intenta secar sus lágrimas y esconderse bajo un rostro de ira que parece protegerla del malvado Julián y del amor.
Una lámpara estalla en el camerino sin razón aparente y escucha al fin su nombre detrás de la puerta. Responde ante la preocupada voz de Christian con una fuerte afirmación de su presencia, y lentamente se incorpora. Se paraliza unos segundos, calla a sus demonios, respira más profundo.

Sentada en su dressoire se quita el arruinado maquillaje, refresca su rostro con sus cremas caras y se vuelve a delinear para agrandar sus ojos, del centro hacia afuera, de forma natural. Deja el traje de bailarina en una percha olvidada, posa desnuda frente al espejo, se admira un poco poniendo especial atención en sus muslos; luego se mira a los ojos y se acaricia el rostro con delicadeza.

Mayra se convence de no ser la culpable del desamor de Julián.

Mayra renuncia al amor y a la vez, sin darse cuenta, comienza a entenderlo.

Se viste, toma del perchero su cartera, se mira al espejo por última vez y sale del camerino en busca de Christian para invitarlo a un café.

Mayra cree que es hora de actuar y corre a sanar su corazón rompiendo el de alguien más.