Desafío 4: Miénteme
¿Alguna vez le has tomado el pelo a un amigo haciéndole creer una
mentira? Sí, lo sé, es algo malvado, pero para un escritor es un excelente
ejercicio (oye, luego le he dicho que era una mentira y nos hemos reído, no
pasa nada).
Esta actividad consiste en responder a preguntas sin conocer la
respuesta, o directamente responder a aquellas que aparentemente no la tienen,
pero de una forma divertida. Y lo haremos, para volverlo más interesante, a
través de una leyenda.
Te daré un ejemplo:
¿Qué pasa si
llamas desde tu celular a tu número?
Cuenta la leyenda, que allá por el año 4026 AC, en
plena era de las Oreo Galácticas con Sabor a Chicle Globo de Banana, existía un
humanoide llamado Adolfo que odiaba a todos los que eran distintos a él. Por
aquella época la población no era mucha y era extremadamente fácil distinguir a
la gente verde de la azul y de la rosa. Aún no se hacían orgías interraciales
ni intercambios culturales con consumo indiscriminado de alcohol y drogas que
pudieran llevar a la creación de nuevas razas.
Adolfo era azul, y por lógica odiaba a la gente
verde y a la gente rosa. Pero un día su humanoidad le jugó una mala pasada y se
sintió atraído por una mujer rosa. Intentó convencerse de que era pasajero,
pero conforme pasaban los días cada vez le resultaba más difícil no pensar en
ella, en sus adorables ojos carmesí, en su cabello crespo, sus manos
escamosas... Adolfo no sabía cómo deshacerse de ese sentimiento horrible, como
ocultarlo al menos, todos se reirían si supieran; sus ideales, sus fobias, todo
estaba en juego. Así que una noche decidió irse en busca de la soledad y sus
tan acertadas respuestas. Llenó su mochila Adidas de Oreo Galácticas Sabor a
Chicle Globo de Banana, unos Gatorades, una bufanda, su osito preferido, le
puso nafta a la moto, y huyó.
Quince años, tres meses, seis días, cuatro minutos y
treinta y dos segundos pasó Adolfo vagando por el desierto, hasta que un día ya
no supo quién era ni de dónde venía. Regresó entonces a su pueblo sencillamente
por la redondez de la tierra y encontró gente violeta, gente marrón, gente gris
y unicornios. Adolfo era en único azul.
Fue apedreado en la plaza del pueblo por ser
diferente y sus restos fueron devorados por los unicornios.
Desde entonces, las compañías de celulares funcionan
muy mal y posiblemente te comuniques con su alma, que continúa penando en su
motocicleta por el norte argentino.
Puedes pedirle a algún conocido que te haga una pregunta o
inventarla tú, porque de cualquier manera también deberás inventar la
respuesta. ¡No olvides ponerle algo de humor! Palabras inventadas, onomatopeyas
y algo de fantasía son bienvenidos en este desafío delirante.
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