“La cabaña: El oscuro laberinto de la
psicosis” es un libro de Víctor Fernández García. Llegué a él a través de la
invitación de su ilustradora, Vladimir Strange, a una lectura conjunta propuesta
en el blog “Tejiendo en Klingon”
La lectura comenzó el 21 de junio de
este año y culminó el 21 de julio, y debo decir que terminé muy justo el día
20, ya que esta lectura fue para mí un desafío por varios motivos.
El primero de ellos fue que hacía
mucho que no lograba terminar de leer un libro. Tenía muy abandonada la lectura
por preferir escribir, llevar el blog, ver series y películas, y vivir, claro. Así
que cuando Vlad me propuso participar me pareció una buena forma de retomar el
ritmo y vencer a la pereza; sin embargo, me costó muchísimo hacerme a la idea de
que todos los días debía leer un poco como parte de mi rutina. Esto desemboca
en el segundo motivo, el cual se ve a simple vista; el hecho de haber tenido
que obligarme a leer significa para mí una sola cosa: si no me hubiese
comprometido, muy probablemente no lo habría terminado.
Esta reseña se dividirá en dos partes:
la literaria (desde mi punto de vista como autora) y la personal (como lectora).
En la primera les hablaré de la estructura, la realización y la idea del libro,
y en la segunda les contaré qué fue lo que sentí al leerlo y por qué. Demás está decir
que esta es solo mi experiencia, no una verdad absoluta, y que la mejor manera
de tener una opinión sobre un libro es leyéndolo; así que, me haya gustado a mí
o no, siempre recomendaré leerlo, a este y a todos los que reseñe de ahora en
más. Puedes consultar ESTA ENTRADA DEL BLOG sobre cómo hacer una reseña lo más
objetiva y útil posible, tanto para el autor como para otros lectores.
Primera parte: estructura, realización, idea.
Sinopsis: Un anciano conoce a un niño, un adolescente y un hombre que, guiados por una misteriosa niña, dan con su cabaña en un lugar del que poco saben. Juntos tratarán de hallar una salida al laberinto que su existencia les ha propuesto para poder llevar una vida con cierta paz y salud mental.
La cabaña es un libro escrito en diferentes estados producidos por un trastorno bipolar. Contiene fragmentos creados en fases depresivas severas, así como otros que describen el proceder de sus protagonistas en fases maníacas agudas.
Se trata de una historia de búsqueda de algún tipo de salvación a una vida marcada por muchos de los síntomas asociados a la enfermedad maníaco depresiva. En ningún caso supone una guía o contiene estrategias adecuadas para la consecución de eutimia en la enfermedad, más bien muestra a qué extremos puede llegar el ser humano con esta patología al dejarse llevar por sus diferentes fases.
En su nueva edición presenta una maquetación tan mejorada como detalladas son las ilustraciones que acompañarán al lector por el laberíntico camino que conduce a la psicosis.
La novela nos presenta como escenario
principal una cabaña, en la cual vive Anciano. Niño, Adolescente y Hombre lo
visitan regularmente, siempre acompañados de una misteriosa niña. A través de
la convivencia y de la lectura de
relatos (escritos por los mismos personajes), se dan a la tarea de desentrañar
su existencia.
En lo que respecta a estructura
literaria, diré que la idea de incorporar relatos independientes dentro de una
historia que los engloba está muy bien, ya lo hemos visto en otras tantas obras,
sin embargo ha habido momentos en los que he perdido el hilo. Siendo los
relatos extensos y expuestos muchas veces (sino todas) de a tres, tuve la
sensación de estar leyendo dos historias diferentes en varias oportunidades. De
pronto comenzaba a hablar Anciano y yo me veía obligada a pensar “¿qué hace
este personaje aquí?, ¿de qué habla?” porque ya no recordaba que esos relatos
que había yo leído eran los que él había estado leyendo dentro de la historia.
Es probable que esto haya sido culpa mía o del formato ePub, que con sus
limitaciones visuales me generaba paradas y revisión a lo ya leído, sin embargo
no puedo dejar de mencionarlo porque creo que es algo que puede evitarse.
El lenguaje es sencillo (cosa que
aplaudo), no así el estilo. Me he topado con muchos párrafos que debía releer
para comprender a qué se refería, hasta que en algún punto comencé a ignorar
mis dudas individuales e intentar analizarlos desde un punto más global para
poder continuar con la lectura. Referencias, comparaciones e imágenes confusas
pueden llegar a entorpecer el entendimiento y otras cosas importantes en una
lectura con la profundidad que supone una obra como esta, que se presume como
una especie de autobiografía englobada en una historia de fantasía.
Con respecto a la edición y
maquetación, aún contiene algunos errores, cosa que no me resultaría relevante
si fuese la primera edición, pero es la tercera. Desde el punto de vista de una
autora que se desequilibra cuando descubre en su propio libro un error (que sí
los hay, claro), animo al autor a releer su obra para identificarlos.
Experiencia personal
He tenido la suerte de hablar con el
autor y con su ilustradora, y a ambos les he sido sincera con mi experiencia al
leer el libro, cosa que me parece sumamente importante de parte de un lector.
Sin llegar a un extremo de convertirme en hater
sin fundamentos, les he comentado que no pude conectar con la historia. La
obra se supone un autoanálisis del autor dentro del contexto de la bipolaridad,
sin embargo me costó mucho encontrar ese matiz. Cuando Hombre conversaba con
Anciano sobre lo que había descubierto en aquellos textos que le presentaba,
tenía la sensación de que no me estaba diciendo nada nuevo ni extravagante,
sino las apreciaciones de cualquier persona que comienza a madurar. Y está
bien, está desentrelazando su existencia, pero ¿y la oscuridad?, ¿y la
bipolaridad? Los únicos momentos en los que pude haber hecho conexión con el
autor, con su intimidad, con su conflicto, son aquellos en los que cuenta sus
experiencias de internación o complicaciones con sus allegados, los cuales son mostrados de una manera, a mi ver, muy
superficial, como superados desde hace rato. Esta superación no me deja
aferrarme a su condición de bipolaridad como una mala experiencia, sino como algo que ya pasó,
entonces no puedo sentir empatía alguna.
El alcohol, que se roba gran parte del protagonismo a lo largo de la historia y por momentos parece ser el problema real y no un intento de escape o activador como se intenta presentarlo, más la presencia de ese "monstruo" que acecha a los personajes, le quita relevancia a lo que se supone es el centro de la historia.
Le he aclarado al autor que eso que
Hombre hace en el libro es algo que yo hago a diario, algo que es imprescindible
para crecer, para madurar; mirar hacia atrás, analizar las cosas que uno
escribía, pensaba y hacía en el pasado, reconocer los errores, cuestionarse uno
mismo basado en valores, cualidades, sentimientos, etc. Fue por eso que no
logré ver ningún conflicto debajo de algo tan natural como la introspección.
Tuve la sensación, además, de que lo
que más resalta en el libro es la superioridad de Hombre ante todos:
Adolescente, Niño, Anciano y hasta el propio lector. Puedo llegar a comprender
un subidón de autoestima al comprenderse maduro, pero no hacía falta
menospreciar a todos los demás, y menos al lector. Recuerdo que hubo un par de
frases muy incómodas y directas, en las que parece que aquello de que “el libro
no supone una guía” es completamente falso. Esto me resultó muy chocante,
porque no es un personaje el que hace ese tipo de acotaciones, sino el propio
autor a través de él, ya que el libro se supone autobiográfico y casi todos los
personajes (dentro y fuera de la cabaña) hacen referencia a él mismo. Todo esto
ha sido minimizado con más autoanálisis en los diálogos, sin embargo no ha sido
suficiente para mí, porque al final la balanza siempre se inclina hacia la
superioridad ante todo y todos. Es por eso que no he logrado encontrar la
oscuridad, la bipolaridad, el laberinto. Solo he visto a un hombre llegar a
creerse mejor que todos en su afán de vencer sus propias debilidades, a un
hombre que intenta llegar a la cima de sí mismo aunque tenga que trepar sobre
los cansados cuerpos de la gente que ha intentado ayudarlo, y sin ánimos de spoilear ni de ofender (aunque me
resulta difícil no hacerlo al ser honesta) esto también está en el libro, como
parte de otro diálogo de autocrítica que desemboca en el final de la historia. Es
un buen intento, muy realista de hecho, pero como he dicho antes mi balanza no
me dejó incorporarlo como algo natural, sino que lo notó como algo forzado para
intentar minimizar la seguridad de Hombre, expuesta durante las 300 páginas
anteriores.
He hablado con el autor sobre esta
sensación y me ha aclarado que lo que quería mostrar era que Hombre intentaba
superarse, no que ya lo había superado todo, sin embargo no fue lo que yo vi.
De cualquier manera, mi apreciación tiene mucho que ver con mi forma de
comprender la vida, algo que como autores no podemos manejar; no se puede estar
aclarando lo que uno quiso decir a cuanto lector nos haga una reseña. Hubo y habrá
quienes encuentren esa debilidad, esa oscuridad, ese dolor; creo que aquellas
personas que conocen al autor personalmente o han sido parte de su vida, han llegado
a ver lo que él quiso expresar sin ningún impedimento, lo cual refuerza mi
sensación de que aquellos momentos más íntimos (los generadores de empatía) han
sido expresados de forma casi trivial en el libro, generando esa brecha entre
lectores. Cuando lo que se pretende es mostrar lo que se ha sangrado para
llegar a un punto de paz, la mejor manera no es hacerlo a través de la fantasía,
sino del realismo, porque aquellos que no hemos tenido jamás esa experiencia
que intenta mostrarse, no la veremos desnuda, cruda y real, sino disfrazada de autocompasión
o cubierta por nuestra propia ignorancia.
En definitiva, le he dado a “La
cabaña” una valoración de 3/5 en Goodreads, lo cual (a mi entender) es un buen
puntaje. No puedo darle más por simple compromiso, no es ético de mi parte, y tampoco
menos por una cuestión de gustos o sentimientos personales respecto al
contenido.
No es fácil hablar sobre una obra en
la que el autor ha volcado su vida sin llegar a ofenderlo o hacerlo sentir mal,
pero ya he hablado con él al respecto, y los seguidores de este blog saben ya
(supongo) cual es mi espíritu a la hora de analizar y opinar, así que cumplo
hoy con mi promesa de reseña de la lectura conjunta siendo honesta, clara y lo
más objetiva posible.
Como he dicho al principio, siempre
recomendaré leer los libros que reseñe, más allá de mis apreciaciones, porque
todo libro se hace de a dos: escritor y lector; y si bien el escritor tiene muy
en claro qué es lo que ha querido mostrar, hay tantos lectores como vidas en el
mundo y no veremos todos los mismo, JAMÁS. Es por eso que una reseña debe ser
personal y no significar nunca algo absoluto.
Dejaré el link hacia Goodreads para
que puedan conocer un poco más sobre el autor, acceder a sus sitios web y leer otras
reseñas, tanto de “La Cabaña” como del resto de sus obras.
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