Reseña "30 de febrero (Viajes en el tiempo)", de Pablo Rojas - por Sonia Pericich

Lecturas Conjuntas "Hoja en blanco"
Seis autores, seis obras, de febrero a mayo de 2020



Mi reseña de
“30 de febrero (Viajes en el tiempo)”, de Pablo Rojas

por Sonia Pericich




La trama comienza con Damián, un Damián devastado por haber perdido a su novia y su trabajo en el mismo mes. Damián no encuentra consuelo ni motivo para tales desgracias, ni su novia (Gloria) ni su jefe le han dado explicaciones sobre tales decisiones. 

Cuando al fin decide continuar con su vida (o al menos intentarlo) repartiendo su curriculum en varios locales del centro comercial en el que trabajaba anteriormente, desemboca en una tienda de antigüedades donde le sucede algo que no sabe bien cómo asimilar: el comerciante, quien parece conocerlo aunque Damián no recuerda haber hablado nunca con él, pone en sus manos un reloj dorado con el que le asegura que puede viajar en el tiempo. 

Y hasta aquí lo que les contaré del argumento, apenas lo sucedido en sus primeras páginas, porque 30 de febrero es una de esas novelas sobre las que no se puede hacer ningún comentario sin que este se convierta en un spoiler. 



30 de febrero no es una novela para tener durante semanas sobre la mesa de luz (de esas que uno lee de a poquito para relajarse antes de dormir), no es una lectura ligera. Puede parecer lo contrario por su extensión, sin embargo esta no se debe a una trama sencilla sino a la rapidez y precisión con que se suceden los hechos dentro de la historia. Su autor no se va por las ramas contandonos detalles sobre los personajes o escenarios, sino que se limita a contarnos lo sucedido en el lapso de poco más de un mes, desde el momento en que el extraño reloj dorado es entregado en manos a Damián por motivos que en principio parecen caprichosos hasta el sorprendente final (del cual no diré absolutamente nada aunque intenten tirarme la lengua). 

Es una novela con un ritmo vertiginoso y de hecho carente de capítulos (al menos no tiene un formato de capítulos común), un cachetazo de información que puedes devorarte y disfrutar en una noche de desvelo o una tarde de domingo, de esas que te dejan con las ganas de que alguien la descubra y haga la película. 

Si bien he encontrado detalles en lo literario que he recomendado al autor revisar, estos detalles no alcanzan para opacar la historia al compararlos con el trabajo que implica su organización y desarrollo. El orden de los acontecimientos, los actos y consecuencias, y el sorprendente final le han ganado a la insufrible escritora crítica que llevo dentro. 
Además, al día de hoy el autor se encuentra precisamente dado a esa tarea, a la edición profunda, por lo que confío en que el resultado final será fabuloso. 

30 de febrero es una historia con pocos personajes, lo que facilita su comprensión a pesar de lo intrincada que puede llegar a ser una novela basada en viajes en el tiempo. Todos estos personajes, a su vez, tienen un importante papel dentro de la historia (que gira en torno a sus intereses personales), lo que hace que hasta último momento no sepas cuál de todos te tirará de cabeza al desenlace.


Sé de buena fuente, además, que el autor está trabajando en una precuela, algo que nos ayudará a encontrar respuestas allí donde nos hayan quedado preguntas.





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