Hoy te
busqué
en el
alboroto de mi mente
y te
encontré cansado,
fugaz,
pálido, inconsciente.
Creí dejarte
ahí
aún en
llamas,
brotado de
pasión, brusco y ardiente.
¿Por qué será
que el
tiempo te maltrata?
Si no hay en
mí
intención
alguna de opacarte;
siempre te
recordé con mucho arte
flotando
entre latidos escarlata.
Hoy te
busqué
y quizás fue
de sorpresa,
no estarías
presto a mi visita.
Qué raro es
verte quieto, apelmazado,
no creo que
me guste, no me incita
a la tarea
bendita
de creerte
enamorado…
¡La próxima
vez
que escuches
mi llamado
espero estés
brotado,
brusco,
ardiente, apasionado
como te dejé
aquel día
en mi mente
abandonado!
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