Bloqueo del escritor: ¿cuál es tu tipo?


Seguramente has escuchado a algún colega alguna vez decir que sufre de un bloqueo, o quizás eres tú quien cree ser víctima de uno. Hoy intentaré ayudarte a superarlo, y para eso nos dedicaremos a buscar el porqué de dicho bloqueo, porque desde ahí se desprenderá la solución.

En primer lugar, habrá que conocer los síntomas para identificar el tipo de bloqueo, porque no hay solo uno y tampoco un solo remedio:

  • Llevo meses/años sin escribir, no sé qué me pasa
  • Estoy a mitad de mi historia y no puedo seguir
  • No tengo ideas originales
  • Tengo muchas ideas pero no puedo escribir
  • Todos los anteriores y más



Hablemos ahora de cada uno de ellos.


Llevo meses/años sin escribir, no sé qué me pasa


Es probable que tu amor por la escritura haya nacido de la necesidad, de la urgencia por sacar lo que llevabas dentro o retumbaba en tu cabeza, y esto muchas veces se debe a inestabilidades emocionales producidas, por ejemplo, por la adolescencia (o lo que ella representa, porque puede sucederte después). Que no te pese reconocerlo, es lo más normal del mundo. Yo misma empecé a escribir en mi adolescencia por eso, "por algo": decepciones amorosas o enamoramientos, buscando hacer reír a mis amigos, para no pensar o para volcar lo que pensaba en el papel… Así como llorar o reír nos tranquiliza y beneficia (solemos decir que con las lágrimas arrastramos todo hacia afuera), escribir también lo hace. 

Si te reconoces con esto, tengo buenas noticias para ti: ya no necesitas a la escritura como terapia, y es simplemente por eso que no puedes escribir.

La solución es encontrar una nueva motivación (puede ser algo que te guste mucho o te importe, escribir por una causa por ejemplo) o volcarte hacia una forma más técnica de generar ideas, como los desafíos que te propongo aquí en el blog. Conozco mucha gente que escribe sobre su familia o para ella, tanto poemas como historias basadas en anécdotas, por ejemplo. Ellos escriben sobre lo que les gusta o importa. Y también conozco a otros que se han volcado a expresar sus sentimientos sobre una causa a través de la escritura, lo cual no deja de ser terapéutico pero ya tiene otro propósito, ya que no se escribe para uno sino para los demás, para llevar un mensaje.

Yo sufrí de este tipo de bloqueo y no escribí casi nada durante más de 10 años. De hecho, nunca me di cuenta que había dejado de escribir. Simplemente mi vida como adulta se robó el protagonismo y mi mente necesitó otro tipo de distracciones para tolerarla, como mirar millones de películas y series, jugar con la PC durante horas, pintar… lo que fuera que la separara del espacio terrenal que habitaba. Y recién hace unos cuatro años tuve de nuevo la necesidad, sin embargo esta vez mi motivación era otra: quería crear y llevar un mensaje.



Estoy en la mitad de mi historia y no sé cómo seguir


Este tipo de bloqueo puede tener varios motivos.

El primero es que la historia ya no te entusiasme y en realidad hayas perdido las ganas de seguir. Si es así, puedes intentar replantearla desde el inicio cambiando personajes, eventos, tiempo o espacio, incluso el narrador (esto cambia mucho a las historias). Y si aun así no funciona, haz con ella algo más simple, un relato por ejemplo, o directamente métela en un cajón hasta que algún día sepas que hacer con ella. También puedes hacer de tripas corazón y descartarla. Sé que esto último duele, pero en realidad uno no está descartando nada para siempre; algún personaje podrá aparecer en otra historia o tomarás la idea base como una trama paralela más adelante. Solo muévete y toma una decisión, no dejes que esto te impida seguir escribiendo y crear algo nuevo.

El segundo tiene que ver con que algunos días no estamos tan "inspirados" como otros. ¿No te ha sucedido lo de estar hablando con alguien y no poder explicarle algo simple? ¿O aquello de decir una palabra común y pensar "qué palabra tan horrible" al repetirla en voz alta? Bueno, imagina sentarte a escribir uno de esos días…
Lo que puedes hacer en este caso es continuar escribiendo de manera natural aquello que deba suceder de ahora en más en la historia, como si estuvieras planificando y no narrando: "…ahora Pedro debe ir a buscar el resultado de sus análisis a la clínica y enterarse de que está embarazado. Tengo que contar su reacción y la del médico, y que luego se entera la prensa y lo que eso provoca en su vida. Allí es cuando Eli se vuelve imprescindible para él…". Ya en otro momento (de esos en los que te sientes súper poético) podrás desarrollarlo de la manera correcta.

El tercer motivo puede ser que tu entorno se haya vuelto desfavorable: los nuevos vecinos viven de fiesta, tu hermano está en tu sala viendo televisión a todo volumen porque la tele de su casa se averió, o simplemente se han terminado tus vacaciones… Si eres de los que les cuesta concentrarse, te será difícil trabajar así. ¡No puedes ni escuchar tus propios pensamientos!
Si notas que este puede ser tu problema, tocará intentar razonar con la familia o los vecinos o, en su defecto, usar auriculares y dejar al mundo arder a nuestras espaldas.

El cuarto motivo tiene que ver con la falta de planificación. Si eres brújula o has planificado muy por encima tu historia e incluso has ido incorporando cada idea nueva sin analizar antes a dónde te llevará o qué tan compatible y solucionable es dentro de la historia que habías planeado al principio, puede que en algún momento haya tantos conflictos que te resulte imposible imaginar cómo salir de ahí.
Aunque no te guste la idea: debes parar. Así como una maraña de lana te impide seguir tejiendo y requiere paciencia para desenrollarse antes de ser un ovillo prolijo con el cual continuar el tejido, toda la información volcada hasta el momento en tu historia deberá desglosarse y analizarse antes de continuar. Si lo fuerzas, puedes terminar en un horrible deux ex machina que, créeme, no le gustará al lector y te dejará muy mal parado como escritor.

El quinto motivo es la saturación. Si sabes cómo debe seguir tu historia pero te da pereza e incluso comienza a darte sueño al escribir (y este desaparece como por arte de magia cuando te acuestas), y sientes que terminar es tu obligación, puede que tu cerebro te esté pidiendo un respiro. En este caso, desde limpiar la casa o salir un rato al patio hasta dedicarle un tiempo a algún pasatiempo puede ayudar. En mi caso, por ejemplo, juego Wii, veo películas, salgo a hacer cambios en el jardín o miro toda una serie de corrido. Tu mente te lo pedirá, ella y tú saben lo que les hace bien, hay que aprender a interpretar las señales de nuestro cuerpo, y él mismo te dirá cuándo estás listo para regresar a la escritura. Recuerda que nadie te corre, puedes abandonar la historia por meses si es necesario, incluso escribir otra mientras tanto, tal vez estabas intentando algo para lo que realmente no estás listo y trabajar en otra historia antes de retomar esa te resulte provechoso.



No tengo ideas originales


Si el problema es simplemente que todo lo que se te ocurre ya existe o suena cliché, puedes solucionarlo con técnicas. Hemos hablado muchas veces sobre técnicas para generar ideas y sobre salir de la zona de confort. Nuestro cerebro, frente a nuestra presión, busca una salida rápida como respuesta, y esta salida rápida es "lo que conocemos", nuestras vivencias, las personas cercanas, películas que nos gustaron… es por eso que si tomamos la primera idea que nos ofrece seguramente será algo que ya existe o algo que nosotros mismos hemos escrito ya. 
Para evitar esto y encontrar ideas frescas existen, por ejemplo, los desafíos literarios. Aquí mismo, en el blog, te he propuesto muchos que pueden realizarse más de una vez. Es bueno tener a mano este tipo de herramientas para obtener disparadores, ya que el azar sumado al ingenio nos ayudará a salir de esa zona de confort que nos hace reciclar en lugar de ayudarnos a crear.



Tengo muchas ideas pero no puedo escribir


En principio debes filtrar, seas novato o no. No todas las ideas son buenas, y en el caso de que sí, igual deberás ordenarlas según algún criterio como, por ejemplo, su dificultad o extensión posible. Aunque nos guste pensar que hay belleza en el caos, eso no significa que no haya también dificultad y conflictos en él. Si intentamos escribirlas a todas juntas, llegará un momento en que tendremos muchas obras empezadas y mucha pereza por terminar alguna, sin contar el hecho de que en el camino surgirán más ideas que se sumarán a la montaña de archivos incompletos, transformando el bloqueo inicial en otro tipo (pero bloqueo al fin).
Si eres novato y lo que te impide escribirlas es que sencillamente no sabes cómo, te invito a sumarte a mi taller literario (no puedo explicarte aquí TODO lo que debes tener en cuenta antes de escribir, durante y después, pero en el taller lo encontrarás), por el contrario, si no eres novato y simplemente se te han ocurrido muchas ideas juntas y tu cerebro dijo "¡voy a explotar!", ocúpate de analizarlas una a una para poder filtrarlas y ordenarlas. Notarás que algunas te llaman más la atención y dan más juego y que otras ni siquiera tienen una base sólida. Haz una lista basada en su dificultad y posible extensión, fíjate si algunas pueden combinarse entre ellas, y también piensa en el arco de evolución de los personajes y los posibles finales de cada una. Si haces esto y le dedicas tiempo, puede que incluso logres fundir varias en una mucho mejor. 




Todas las anteriores y más


Hay otros motivos que pueden derivar en un bloqueo:

Estás intentando escribir un género que nunca escribiste: en este caso te será útil leer libros del mismo género que pretendes escribir, previa investigación sobre sus características principales. Lee con atención, busca detalles, encuentra los recursos que leíste que ese género utiliza, mira el orden de los acontecimientos, la voz del narrador… Verás que luego de empaparte de la lectura, te será mucho más fácil la planificación y la escritura.

Estás pasando por un mal momento: a veces escribir no es terapéutico porque ni siquiera tenemos ánimos para hacerlo. Cuando el problema es grande, ocupará todo nuestro pensamiento no dando lugar a nada más. Si este es el caso, no te fuerces: nadie morirá si no terminas tu libro este año o el siguiente. Escribir debe ser algo que te haga bien, no una obligación o parte del problema.

No tienes lectores ni apoyo de familiares o amigos, y eso te desmotiva: ¿has visto las películas argentinas "Mi obra maestra" y "El ciudadano ilustre"? Bueno, además de buscarlas y verlas, déjame decirte que si a tu madre no le gusta leer no deberías obligarla, no importa si de chico te obligaba a comerte tus verduras. Tu familia o amigos no están obligados a leerte si no les gusta leer o tu historia no es de su gusto particular (nadie está obligado en realidad, tampoco tus colegas), y ninguno de ellos se animará tampoco a ser objetivo en su reseña (y si lo es te dolerá, no te mientas). ¿De qué te sirve que lo hagan por compromiso? ¿Acaso no es mucho más valioso que sean sinceros contigo? Pretender que los amigos, familiares o colegas nos lean y halaguen es egoísta, y tiene más que ver con una necesidad de atención que con hacer literatura. Lo siento si te duele que lo diga así, pero créeme, ahora que lo sabes dejarán de dolerte muchas otras cosas (y en ese momento también dejarás de odiarme). 
Y respecto a los lectores, ten en cuenta que la literatura independiente (como la de editorial) tiene demasiada oferta. Imagina que somos cien personas intentando venderle caramelos a un solo niño… más o menos así funciona. Tal vez estés, incluso, promocionando como o donde no debes (o no promocionando, como le sucede a muchos). No desesperes y sigue escribiendo (y aprendiendo para mejorar, porque tal vez allí esté el problema), investiga sobre marketing, habla con la gente, involúcrate, deja muestras de tu escritura donde puedas, lleva uno de tus libros a la biblioteca local… Los lectores no solo están en Amazon, también pueden ser vecinos. Expande tu horizonte y dale la oportunidad al mundo de conocer tu obra: yo, por ejemplo, no puedo comprar un libro en Amazon, ¿cómo pretendes que te lea si no me das otra opción?
Este último es un tema extenso y generador de debates (lo cual no pretendo), así que lo dejaré hasta aquí y te volveré a pedir que veas las películas para notar otros detalles que influyen en el éxito de un artista.

No quieres escribir en realidad: ¿te has planteado la posibilidad de que quizás la escritura no sea lo que quieres hacer? Tal vez sí estás buscando una forma de expresión en el arte, pero escribir no es lo tuyo. En este caso, tranquilo, lo notarás pronto. Espero que encuentres lo que buscas y puedas ponerle toda tu pasión.



Ahora cuéntame, ¿identificas tu tipo de bloqueo por aquí?

 



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3 comentarios:

  1. Uno de mis mayores problemas es encontrar tiempo donde pueda concentrarme.
    Por otro lado me encantaron las películas nombradas, en especial ciudadano ilustre, que me pareció una genialidad y es ideal para que los escritores la vean!!

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    1. ¿Sabés que cada vez que me siento ignorada la recuerdo? Es alivio instantáneo asegurado XD

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  2. Escribí siempre. Pasé por todas las etapas, la necesidad de descargar mis penas adolescentes, luego escribí para mis amigos, después con los talleres, me tomé un poco más en serio esto de escribi. Y después la vida me llevó para otro lado. Dejé de escribir, pero no me di cuenta. Fui y vine varias veces. Me anotaba en algún taller y llegaban estímulos y luego abandonaba el camino. Hasta el 2012. Cuando quedé sin trabajo. En primer lugar, digitalicé
    Escritos viejos que sobrevivieron y seguí con ideas nuevas. Comencé a participar en concursos y ya no paré. Normalmente tengo varios proyectos y voy quedándome con uno. Soy escritora brújula y parto siempre de un proyecto, una idea para contar algo, a veces me quedo en una historia, pero la trabajo hasta que le encuentro la vuelta. Otras veces la dejo, me voy con otro proyecto y luego retomo. Tengo varias maneras o mañas, para encarar un bloqueo. Por ahora vengo bien, como decimos en Argentina:"Toco madera".

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