EN BUSCA DE MI FELICIDAD
Acudí a la consulta del doctor Manuel Ostos con pocas esperanzas de
encontrar una solución a mi problema. Podría decirse que me embargaba un
profundo pesar, todo lo que emprendía quedaba inconcluso. Era consciente que el
origen estaba en que no conseguía dar con el final apropiado para la novela que
estaba escribiendo. Fueron, precisamente, mis compañeros de terapia los que
darían con la clave para encauzar mi camino hacia la felicidad de, por una vez,
terminar algo que había empezado; aunque para ello tuviera que escuchar, una y
otra vez, sus paupérrimas vidas.
Dublineta Eire llevaba tres semanas en consulta. Su incapacidad para
conciliar el sueño la había convertido en
un muerto viviente. De ella tengo el
recuerdo de verla siempre con un humeante cigarrillo en sus manos. Asestarle
catorce puñaladas podía considerarse una solución a sus problemas. Con su
sangre escribí sobre la pared: dulces sueños.
El caso de David Lorén Bielsa fue más una cuestión de probar si era
cierto que tenía superpoderes, como él decía. Sus sesos desparramados sobre la
cera, tras caer desde un octavo piso, demostraron que no.
Malena Salazar me recordaba demasiado a mi antigua editora, siempre
cuestionando todo y a todos. Para hacerla callar le corté la lengua, murió
ahogada con su propia sangre.
Ni siquiera el doctor Ostos escapó a mi ira. Su acento del sur y el buen
rollo que desprendía, me ponía enfermo. Pereció como lo hacen los peces fuera
de la pecera, asfixiado.
La única que se libró fue la recepcionista de la consulta, a la que apodaba
Bella Hayes, porque siempre la veía leyendo una de esas novelas de corte
romántico. El grito que profirió al encontrar el cadáver del doctor fue música
celestial para mis oídos.
Así fue como encontré la felicidad, al dar con el final de mi novela: El
fin siempre justicia los medios.
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Relato resultante del desafío "Bendito Azar". Tercer puesto en la votación realizada en el grupo "Panorama Indie - Autores y lectores independientes", donde fue propuesto el desafío.
Conoce más sobre su autor, JL Prieto, en su Entrevista EXTRA
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